Haciendas pulqueras del estado de Hidalgo

Haciendas
Haciendas pulqueras en Hidalgo FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Díaz Bartolomé / Las haciendas coloniales de México son una muestra de la grandeza del patrimonio cultural de nuestro país, representan el esfuerzo y la determinación de quienes hicieron de la Nueva España un bastión de sustento económico; su desarrollo continuó en el México independiente y en el porfiriato. En los estados de Hidalgo y Tlaxcala había haciendas pulqueras, en el sureste de México, azucareras, cafetaleras y ganaderas, en Yucatán henequeneras, en el centro del país, cerealeras y textileras, en el bajío haciendas mineras, en los estados de Jalisco y Oaxaca había tequileras y mezcaleras, también había algodoneras. Pocas o tal vez ninguna fueron monoproductoras, ya que siempre producían algunos cultivos básicos para el autoconsumo, especialmente el maíz y frijol, que ha sido la base alimentaria de la población mexicana.

Por lo interesante que resulta hablar de las haciendas en Mexico y por ser un tema obligado en la historia de Mexico, la agrupación Xalapa Antiguo realizó el 4 de agosto del 2019 un interesante y enriquecedor viaje cultural por tres ex haciendas, muy cercanas a la conocida ciudad de Tulancingo, Hidalgo. La primera visita fue a la hacienda “Casa Grande” en Zempoala, construida durante la década de 1860 por don Cesareo Enciso en terrenos expropiados al clero, según las Leyes de Reforma. Casa Grande surge como un mesón para viajeros y comerciantes que transitaban por el Camino Nacional, entre Veracruz y México; posteriormente se dedicó al comercio, para surtir a las “tiendas de raya” de las haciendas cercanas. El señor Enciso también era propietario de las haciendas “Los Olivos” y “Venta de Cruz”, la tradición cuenta que esta última la perdió en un juego de cartas. En 1869 don Cesareo fue presidente municipal de Zempoala y durante su gestión, donó los terrenos frente a su casa para hacer la plaza principal del pueblo, en lugar de hacerla frente a la iglesia, como marcaba la tradición española. El imponente portal de Casa Grande está construido por dieciocho arcos de cantera rosa, que junto con su balcones forman la fachada. El segundo piso de estilo francés fue estrenado en 1890 para la boda de don Cesareo con la señorita Elena Fournier, donde hubo una gran boda que duró cinco días. La hacienda ha sido utilizada a través de los años, como fabrica de veladoras, jabón, refrescos, inclusive establos, huertas y hasta una gasolinera.

La ruta continuó en la hacienda Zontecomate, construida a los pies del cerro del Tecajete a finales del siglo XVIII, con cuatro impresionantes torreones cuadrangulares en sus esquinas. Esta hacienda pulquera comprendía trojes, calpanería, tienda de raya, tinacales con un andén, semillero y un depósito de agua para lavar las tinas. Dentro de los terrenos de la hacienda había una pequeña estación ferroviaria que comunicaba con un ramal del Ferrocarril; en 1975 dejó de funcionar como complejo pulquero. Los ventanales del comedor en la casa principal es un reflejo de la calidad de vida de sus habitantes a finales del XIX.

La hacienda de San Antonio Tochatlaco se ubica en la comunidad de Santo Tomás, en el municipio de Zempoala, fue construida en la década de 1780 con tan sólo unas trojes para el acopio de granos, siendo su primer propietario don Eustaquio Tejeda. La hacienda creció tanto, que llegó a tener tres mil hectáreas, constituyendo el 1 de marzo de 1910 la Compañía Exportadora de Pulques, la cual fue considerada como una de las cinco más importantes del porfiriato, debido a su elevada producción de pulque que ascendía a veinte mil litros diarios. El pulque lo embarcaban en ferrocarril a la Ciudad de México, para distribuirlo en diversas pulquerías, esto lo hacían desde la estación Ánimas que pertenecía a la hacienda, ésta comunicaba con la línea de ferrocarril que incorporaba a la línea Tulancingo, Pachuca y México. El estado de conservación de esta hacienda nos permite comprender la calidad de vida de quienes la habitaron, parte del entretenimiento de sus moradores, era un boliche construido a principios del siglo XX, el cual todavía funciona.

El pueblo Singuilucan también participó en el itinerario, con un cálido recibimiento en la plaza mayor, la agrupación Xalapa Antiguo tuvo la oportunidad de disfrutar la gastronomía regional y una detallada demostración del proceso para la fabricación del pulque, acompañada de una degustación de aguamiel, pulque natural y curados. Posteriormente visitaron el ex convento agustino del Señor de Singuilucan.

El ex convento de Singuilucan fue fundado por los franciscanos hacia el año 1540, dedicándolo a San Antonio, siendo provincial de la Orden fray Pedro de Ávila, no obstante, los agustinos fueron quienes construyeron en el siglo XVI el claustro que hoy conocemos. El edificio se debe a la devoción por Cristo crucificado, tal como lo muestra una inscripción en uno de los lienzos ubicado a la entrada del templo, en él se narran dos acontecimientos: el primero, el Jueves Santo de 1651, cuando la imagen se renovó y sudó copiosamente; el segundo, en 1771, cuando se dice que la escultura creció milagrosamente. El templo que conocemos actualmente fue construido en la década de 1760.

El altiplano pulquero es una región comprendida entre los estado de Hidalgo, México, Puebla y Tlaxcala, es un referente cultural de nuestro país. La historia local permanece fuertemente vinculada a las comunidades, a las haciendas pulqueras, a los caminos reales y ferrocarriles, cuyo hilo conductor de desarrollo fue el aprovechamiento del maguey y sus derivados. Por esto y más, los municipios de Zempoala y Singuilucan forman parte de un nuevo itinerario cultural.

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