Decir corrupto a un corrupto como Humberto Moreira podría llevar a la cárcel a cualquier periodista; decir saqueador a un saqueador como Javier Duarte, podría llevar a la cárcel a cualquier periodista; decir incapaz a un gobernador como Cuitláhuac García podría llevar a la cárcel a cualquier periodista. Es por ello que lo que está sucediendo al Dr. Sergio Aguayo afecta a todos los periodistas de México. Un juez pretende obligar a Sergio Aguayo a pagar 10 millones de pesos para compensar el daño moral que le causó al corrupto de Humberto Moreira, del que dijo “es un político que desprende hedor de corrupto”.
Ante dichas palabras Moreira se infartó, no podía dormir por la infamia que se había cometido en su nombre; por las noches se despertaba llorando, mencionando el nombre de Sergio Aguayo, quien había mencionaba que él apestaba a corrupción. Vale recordar que Humberto Moreira era el presidente del PRI en la elección que llevó a Enrique Peña Nieto a la presidencia. Como es bien sabido, en ese tiempo se supo de los millones de pesos que gobernadores como Javier Duarte y César Duarte entregaron a ese partido para hacer ganar la presidencia a Peña Nieto. También estuvieron los millones de Romero Deschamps.
Pero a eso habría que sumar los informes de los millones de pesos que Moreira guardó en bancos en el extranjero, y de las notas periodísticas sobre los pactos que hizo el entonces gobernador de Coahuila con el crimen organizado. Algunas versiones señalaban que por no cumplir esos pactos le mataron al hijo. Pero Moreira pide 10 millones porque lo llamaron corrupto, y si obligan a Sergio Aguayo a entregarlos, a cualquier periodista en este país lo podrían obligar a lo mismo.
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