Cuando el PRI dominaba el panorama político en tiempo de elecciones, él ponía al árbitro, las reglas, la cancha y hasta el balón. Si alguien levantaba alguna protesta, ésta era como un grito en el desierto, sencillamente no prosperaba, es más, hasta los medios de comunicación contribuían simulando informar, cuando en realidad cubrían los hechos fraudulentos del tricolor. Pues en ese escenario se encuentra el actual Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, en primer lugar, ellos mismos hicieron y pretenden imponer las reglas del juego, con un reglamente tramposo y mezquino, que busca que participen en la contienda sólo aquellos que hayan tenido un cargo sindical, discriminando a jubilados y a la mayoría de los maestros.
Él pone los tiempos y elige los lugares para votar, pretende organizar las votaciones con su propia gente y nombrar una comisión que será la encargad de validar las votaciones, en otras palabras, será al mismo tiempo juez y parte. No por algo, son justificadas las exigencias que hace la agrupación Maestros por México al señalar que el reglamento que pretende imponer Cepeda Salas es violatorio y contradice la filosofía de universalidad y espíritu de la nueva Ley Laboral.
De manera que la determinación que tomen las autoridades encargadas de aceptar y dar validez a las pretensiones de los actuales dirigentes del SNTE, serán determinantes para que la democratización del gigante magisterial, se conduzcan en el camino de la legalidad.
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