Delincuencia trasmutaría a insurgencia
Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / OJALÁ NOS equivoquemos pero la violencia feminicida y homicida en Veracruz y el País no tiene para cuando detenerse. Y es que al revisar el conteo de asesinatos de mujeres en territorio veracruzano en los 27 días que han transcurrido del año en curso, la cifra de crímenes no es para festinar que la delincuencia va a la baja, ya que en ese tiempo han sido privadas de la vida 14 féminas (solo las que tenemos contabilizadas aunque el número podría ser mayor), una cada tercer día, algo que debería alarmar a diputadas, organismos como el Instituto Veracruzano de la Mujer, la Comisión Estatal de Derechos Humanos y a la propia Fiscal del Estado, pero tal parece que el número de ejecutadas –hasta el 27 de este mes- no son suficientes para motivar sus capacidades de asombro, tal vez acostumbrados como estamos a que en 2019 Veracruz ocupó el primer lugar nacional en feminicidios con 157 reconocidos como tales, aunque con más de 300 asesinatos de mujeres por otras causas distintas a lo que configura un crimen de odio o por el hecho de ser mujer. Y es que de acuerdo con la ley y los estudiosos del tema, el concepto define un acto de máxima gravedad, en un contexto cultural e institucional de discriminación y violencia de género que suele ser acompañado por un conjunto de acciones de extrema violencia y contenido deshumanizante, como torturas, mutilaciones, quemaduras, ensañamiento y violencia sexual contra las mujeres y niñas víctimas, aunque a decir verdad, cualquier homicidio contra una mujer debe ser considerado feminicidio o crimen de odio, aun cuando Diana Russell, promotora inicial del concepto lo definió como “el asesinato de mujeres por hombres motivados por el odio, desprecio, placer o sentido de posesión hacia las mujeres”.
Y SI bien el feminicidio representa el extremo de un continuum de terror antifemenino que incluye una amplia variedad de abusos verbales como físicos, tales como violación, tortura, esclavitud sexual (particularmente por prostitución), abuso sexual infantil incestuoso o extrafamiliar, golpizas físicas y emocionales, varios países lo han incluido como delito en sus legislaciones penales, con variaciones en el tipo penal siempre con tendencia al endurecimiento de penas. Y es que desde Diciembre de 2018, el Diccionario de la lengua española define al feminicidio como el asesinato de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia, aunque con el cambio de concepto de matrimonio, como son las uniones del mismo sexo, si una mujer mata a su pareja femenina debería ser considerado dentro de ese contexto y no juzgársele solo como crimen pasional.
Y DECÍAMOS que ojalá nos equivoquemos en torno a la violencia que ya se observa venir este año, pero un estudio denominado “Proyecto de datos de eventos y ubicación de conflictos armados”, prevé no solo que 2020 rompa record en materia de violencia, sobre todo homicidios, aunque hay algo más que colocaría al País al nivel de Colombia en tiempo de los grandes cárteles como el de Pablo Emilio Escobar Gaviria, o el de Cali, encabezado por Miguel Rodríguez Orejuela: que los cárteles de la droga en México evolucionen a organizaciones insurgentes, como habría ocurrido con un ala de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que terminaron sirviendo a la delincuencia, abriéndoles espacios a través de la selva para la instalación de laboratorios o trasiego de drogas.
SEGÚN FRAGMENTOS de un documento que publica este martes EL UNIVERSAL, el Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED) es una asociación sin fines de lucro, financiada por instancias como el Ministerio de Exteriores de Países Bajos y la Oficina Federal de Exteriores de Alemania, y en el apartado sobre México hace referencia al deterioro de la situación de la seguridad en 2019, proyectando los escenarios que podrían presentarse durante el año en curso. Al margen de los más de 35 mil homicidios contabilizados en los últimos 12 meses, el ACLED registró en ese periodo 12 mil 700 eventos de protesta y violencia política, así como más de 9 mil 200 fatalidades. Aunque hubo disturbios, protestas y actos de violencia política por el territorio nacional, la mayoría de los incidentes contabilizados se concentraron en Entidades del sur. “La cobertura de ACLED sobre México demuestra un panorama de violencia política vigente y letal, dominado por la violencia criminal y de drogas”, sostiene el texto. “El débil aparato de seguridad, aunado a la fragmentación de los grupos armados, indica que el conflicto continuará extendiéndose e intensificándose en 2020, con la posibilidad de que se convierta en una insurgencia”.
PREOCUPAN ADEMÁS, se lee en el texto, las críticas de que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido incapaz de desarrollar una coherente y efectiva política de seguridad para combatir la violencia ligada a los cárteles, y agrega que el encargo hecho por el Mandatario a la Guardia Nacional para que atienda el problema podría prolongar la fallida militarización de la seguridad, pues sostiene que la violencia estructural requiere soluciones a largo plazo, como el fortalecimiento de la policía, la justicia y los sistemas penitenciarios. “México se enfrenta a un mercado criminal cada vez más complejo, fragmentado y multipolar, y es poco probable que estos problemas estructurales se resuelvan a corto plazo, lo que incrementa la posibilidad de que se intensifique el conflicto agravado este año”, indica el reporte que anticipa: “Se espera que en 2020 la brutal violencia cotidiana continúe sin cesar y las tasas de homicidio vuelvan a batir récords”.
Y SIN echarle más combustible al asador, en este espacio lo hemos dicho insistentemente: no hay el mínimo interés de las autoridades de Veracruz (y del País) de hacer algo para reducir la violencia e inseguridad a la que coadyuvan algunos malos elementos policiacos. Peor aún, muchos detenidos son liberados por falta de pruebas o inconsistencias de las mismas, fortaleciendo el 99 por ciento de impunidad que se respira, y como muestra están los crímenes de 14 mujeres en 27 días de iniciado este año, pero lo peor es la pasividad de las organizaciones feministas preocupadas más en que se apruebe el Código Civil que permita el matrimonio entre personas del mismo sexo y las adopciones, haciendo a un lado conflictos que realmente afectan a ese género. Veracruz es ya un estado sin ley, fallido y gobernado por quienes no tienen vocación de servicio sino de servirse, algo que se ha repetido a través de la historia en todos los regímenes, sean de derecha, centro o izquierda. Así las cosas… OPINA [email protected]
Comentarios