Se han dado muchos casos de cuentahabientes de los bancos que se quejan de los cajeros o cajeras que los atienden, acusándolos de estar coludidos con las bandas de ladrones que los asaltan apenas salen del banco. Las víctimas señalan que los ladrones saben exactamente la cantidad de dinero que llevan los cuentahabientes; algunos saben incluso dónde lleva el cliente el dinero.
Tal fue el caso de una cajera del banco Santander de Boca del Río, que fue acusada injustamente por un cliente de ese banco, asegurando que la joven cajera le había dado el pitazo a los ladrones para que lo asaltaran y le quitaran el dinero. Las investigaciones sobre el caso señalan que el método como operan estos ladrones es otro, uno en el que no involucran a las cajeras.
Uno de los cómplices de los ladrones se hace pasar por cliente, una especie de “halcón” que está pendiente de la cantidad de dinero que saca de su cuenta el cliente del banco. Ellos están pendientes de la cantidad que retiran, incluso de donde se guardan el dinero. Esta información se la pasan a sus cómplices que de inmediato se movilizan, siguen al cuentahabiente que lleva el dinero y lo asaltan. Por supuesto, el cliente supone que ha sido discreto, supone que sólo él y el cajero o cajera saben el monto de la cantidad y por ello creen que el empleado del banco está coludido con los ladrones.
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