Francisco Vargas / Hace apenas quizás un par de décadas, Xalapa, capital del estado de Veracruz, era todavía considerada una de las ciudades más cultas y con el mayor nivel de formación intelectual del país. Primero, debido a que en ella se fundó la máxima casa de estudios del estado, así como la primera escuela normal del país, y segundo, porque en esta ciudad han nacido destacados escritores, poetas, científicos y hasta Presidentes de la República, como Sebastián Lerdo de Tejada o Antonio López de Santa Anna.
Desafortunadamente, esta imagen y prestigio de ser una de las ciudades con mayor nivel cultural y académico del país se ha ido extinguiendo poco a poco al paso de los años debido a diversos factores entre los que destacan el abandono que ha existido en las últimas décadas por parte de gobiernos municipales y sobre todo el estatal, que ha decidido desviar la inversión pública del erario a otras ciudades como Veracruz, Boca del Río, Córdoba o hasta Coatzacoalcos por ser zona petrolera, a pesar de que en Xalapa descansan los tres poderes, respetablemente dándole prioridad a las ciudades que son la base económica del estado por sus empresas e industrias.
Otro factor que ha influido en el deterioro de la “Ciudad de las Flores” es el estancamiento educativo por el que desde hace años atraviesa, dado que la Universidad Veracruzana (siempre digna representante del estado) lleva años sin estar presente en el ranking de las mejores universidades del país, ya que hoy por hoy cuenta con una amplia competencia de instituciones educativas en otras ciudades dentro y fuera del estado, por lo que ha sido fácilmente rebasada.
Sin embargo, siempre siguen destacando todas aquellas anécdotas de padres, tíos y abuelos que describen a una Xalapa antigua llena de historia y cultura, con gente [sin necesidad de ser adinerada] que era muy amable, culta, de buenos modales y contaba con un alto nivel intelectual (en su gran mayoría) que llenaba los cafés para disfrutar de extraordinarias charlas, con calles limpias, ordenadas y con menos contaminación.
Que contrasta completamente con la deteriorada Xalapa que conocemos en pleno 2020, llena de calles y avenidas con baches o sin pavimentar, con alcantarillas tapadas a causa de la basura que tiran (sin preocupación alguna) a diario los propios xalapeños en la vía pública, con pandilleros, drogadictos y delincuentes que asaltan a plena luz del día, con grupos feministas que se manifiestan vandalizando y grafiteando las paredes y los monumentos históricos. Es decir, una grave descomposición y deterioro de valores y principios cívicos, que prácticamente han desaparecido en la sociedad xalapeña.
Urge crear un inteligente proyecto avalado por especialistas en el tema, para el rescate de la capital jarocha, que incluya una importante inversión en el sector educativo, cultural y
vial, que cuente con campañas de formación cívica y ética para promover y fomentar aquellos valores esenciales que toda sociedad culta necesita, sólo así podremos comenzar a levantar y embellecer de nuevo a la “Atenas Veracruzana”.
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