Pero esto del #NoroñaChallenge fue el colmo. ¿A quién se le ocurre, con tanto odio que genera, sacarse una foto semidesnudo y subirla a las redes sociales? ¿Tantas ganas tenía de presumir que tomaba baños de agua fría en Nueva York? ¿Para qué? ¿Para bajarse la calentura y dejar de estar de onanista?
La cantidad de memes que se han hecho con esa foto sólo es comparable con el asco que generó a muchos que podíamos vivir sin conocer las tetillas flácidas del diputado que en algún momento fue congruente y combativo. El exhibicionismo barato de un sujeto en plena decadencia.