En lo que parece ser un balazo en el pie, el presidente López Obrador ordenó que los funcionarios que trabajaron con García Luna, acusado en los Estados Unidos de haber recibido sobornos del Cártel de Sinaloa, salieran del gobierno federal: “Ya giré instrucciones para que se haga una revisión en todo el Gobierno. Quienes estuvieron en el equipo de García Luna, quienes después del Gobierno de Calderon pasaron al de Peña y llegaron a nosotros, si es que hay. Pero si los hay y estuvieron actuando en este tipo de funciones, ¡Para afuera!”.
El presidente gira este tipo de instrucciones a ciegas, pues no sabe quiénes realmente participaron de la presunta corrupción de García Luna. Además, aún cuando hay evidencias muy sólidas para acusar a García Luna de haber estado complicado con el narco, todavía no es juzgado ni sentenciado por la justicia americana y mucho menos por la justicia de México; pero para López Obrador ya es culpable y culpables son los que con el laboraron.
Valdría señalarle que el secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, hijo de Javier García Paniagua y de la actriz María Sorté, trabajó con García Luna, ¿a él también le pedirán que se vaya? Y a la secretaria de Seguridad Pública del Estado de México, Maribel Cervantes, ¿también la correrán?
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