Jenni Rivera fue detenida en los aeropuertos en más de una ocasión tratando de introducir dólares a los Estados Unidos. De igual manera, el narcotraficante Édgar Valdés Villareal, La Barbie, en sus declaraciones la describió como una mujer promiscua y adicta a las drogas. Recientemente salió a la luz una entrevista donde la llamada “Diva de la banda” decía estar amenazada de muerte. Todo mundo se conduele de ella, pero pocos se preguntan, ¿en qué andaba metida la cantante como para que alguien la amenazara? Su trágica muerte nunca fue resuelta, sólo se especula sobre una venganza entre narcotraficantes por traiciones por parte de la señora.
La verdad es que Jenni Rivera nunca fue un ejemplo a seguir; ella no pretendía serlo, ni de sus hijas. Todo mundo recuerda el escándalo de la hija de Jenni; la hija y el marido de la cantante tuvieron su romance. Después en un reality la señora pretendía dar consejos a las hijas como el de forniquen todo lo que quieran, siempre se podrán operar vez tras vez el himen.
Cabe recordar que el esposo de Jenni Rivera, el exbeisbolista Esteban Loaiza, fue detenido por tráfico de drogas. Entonces, con esos antecedentes, esas relaciones y esa manera de pensar, ¿por qué la televisión sigue glorificando a una mujer que decidió vivir su vida transigiendo las reglas, la moral y la ley?
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