Luis Ortiz Ramírez / Si bien es cierto que el actual presidente de México llego al poder debido al hartazgo de la sociedad mexicana y también a la grosera e impune corrupción del PRI y del PAN. El presidente llego también por las alianzas que hizo con las diferentes agrupaciones sociales y sindicales. Uno de los aciertos de Andrés Manuel López Obrador, es que supo capitalizar el descontento de una clase media golpeada por la inflación, los impuestos, y por el recorte presupuestal que incluía despidos a mansalva.
Además, el haber abanderado la abolición y desaparición completa de la Reforma Educativa que impulso Enrique Peña Nieto, hizo que se granjeara la simpatía de más de dos millones de maestros y jubilados, junto con los familiares de estos. Una verdadera cantera de votos duros. Y es que el de Macuspana, Tabasco sabía que esta era su última oportunidad y no debía desaprovecharla, por esa razón también prometió al magisterio, que los sindicatos patrimonialistas y corporativos se tendrían que democratizar, incluyendo al SNTE.
Los maestros le creyeron al presidente, ya había señales de que eso tendría que pasar en poco tiempo, la libertad de poderosa maestra Elba Esther Gordillo, férrea opositora a la mal llamada reforma educativa, la salida de Juan Díaz de la Torre al frente del SNTE, fortalecieron esas esperanzas. Entre corrillos se sabía que Alfonso Cepeda Salas solo estaría en papel de interino, mientras e convocaban a nuevas elecciones para renovar el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE.
Sin embargo, este personero de Juan Díaz, una vez encaramado en el sindicato y animado por una pandilla de corifeos, le hicieron creer que él era el elegido para darle nuevos bríos al sindicato de maestros más grande del país, y por lo mismo ha rehusado dar los pasos para la democratización prometida por el propio presidente.
De entrada se colgó las medallas de la caída de la reforma educativa, y ha hecho creer que por su influencia, cientos de maestros cesados, fueron reinstalados; cuando en los hechos se sabe que él le levantaba la mano a José Antonio Meade, gran impulsor de la mal llamada reforma educativa.
Su participación en la hechura de las Leyes Secundarias fue pobre, en la mayoría de los estados donde se llevaron a cabo los foros de consulta que propuso Esteban Moctezuma, sus seccionales fueron exhibidos como traidores del magisterio.
Hoy, el señor Cepeda simula y pretende no solo engañar al magisterio democrático, sino también al propio presidente, entre sus argucias convocó a un Consejo Nacional amañado y maiceado, donde se aprobaron una serie de propuestas a modo, para que su camarilla siga disfrutando de sus canonjías sindicales, que ellos mismos se han creado. Sin embargo, las cosas no le han salido como él se imaginaba, se sabe que Maestros por México (MXM), una organización relacionada con la maestra Elba Esther Gordillo, no quita el dedo del renglón, sobre la democratización del SNTE.
En días pasados esta numerosa organización dirigió una carta abierta al presidente donde se daba a conocer la intentona cepedista de querer engañar a la titular de la Secretaria del Trabajo y Previsión Social, al magisterio disidente y democrático, y por ende al propio ejecutivo federal.
Es cierto que la mal llamada reforma educativa ya no existe, es cierto que cientos de maestros han sido reinstalados, no obstante restan dos promesas por cumplir. La primera tiene que ver con la redignificacion de los salarios de los maestros y la otra tiene que ver con la democratización del SNTE.
De manera que no hay de otra, se tendrá que hacer presión para que el interino que está al frente del SNTE, deje que los vientos democráticos entren al gigante magisterial. Es una promesa presidencial pendiente.
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