Las porras en el Informe del Cuic no fueron por eficiencia, el que llevó más acarreados, tuvo más; un discurso soporífero que durmió a varios

Porras
Un discurso soporífero el de Cuitláhuac García en su primer informe, que no desaprovechó la oportunidad para que sus cercanos le llenaran de porras FOTO: WEB
- en Avenida Principal, Carrusel

El de Cuitláhuac García fue un informe cerrado. Se invitó a representantes de los diferentes sectores de la sociedad, pero sólo a lo más selecto. Por supuesto no fue un informe abierto, al que cualquier veracruzano pudiera entrar. Quien no llevaba invitación, no entraba; se tenía que cuidar que algún alborotador echara a perder el gran momento de un gobernador que con su discurso soporífero durmió a más de uno en el Teatro del Estado. Se comenta que quien llevó más acarreados al informe fue el secretario de Educación, el pepsicolero Zenyazen Escobar. Y por ello, cuando se hizo mención y deferencia a su persona, las porras hicieron su trabajo.

Fue un informe sin grandes logros, un informe de mentiras y de medias verdades, que también son mentiras. Quienes fueron acudieron a la reinauguración de un ritual que había fenecido: «El día del gobernador». Por supuesto la fiesta era para el gobernador y no se valía echarla perder con números reales, con cifras a la baja o con estadísticas donde se muestra que la incidencia delictiva no baja.

Era el día del gobernador y había que llenarlo de aplausos y de hurras, como a una quinceañera que, en su día, por muy fea que sea, hay que decir que es una muñequita, un terrón de azúcar, un capullo de flor. Chinguen su madre los detractores, que ven un Veracruz desde otra perspectiva.

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