Violación, corrupción, violencia familiar y nazismo, las imborrables pisadas de Iván Peña Neder

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Iván Peña Neder, en imagen de 2009 FOTO: WEB

El 19 de marzo del 2011, en su casa de Morelia, Michoacán, todo transcurría normalmente para Talía Vázquez. Sin embargo, pocos se imaginaba la terrible pesadilla que se le avecinaba. La orden de Iván Peña Neder fue precisa, poco antes de las 9 de la noche: «Empieza a bañarte y ponte la bata que te regalé», le ordenó apuntándole con un arma y la obligó a bajar las escaleras. Los amigos, Zeferino Pérez Jiménez y Raúl Flores Adame, con whisky en mano, se reían. Uno de ellos le dijo: «Deja la pistola, hermano. Ella es bien putita ahorita vas a ver. Déjala por la buena», dice el texto de la entrevista que le realizara la periodista Sanjuana Martínez. Quedo asentado en la denuncia penal que la exdiputada del PRD fue violada durante siete horas por Peña Neder y dos de sus amigos de cofradía nazi.

Por el delito de violación tumultuaria, Peña Neder pasó dos años tras las rejas en una cárcel de Matamoros. A este personaje, quien por cierto se confesó admirador de Adolfo Hitler, también fue acusado de corrupción a través de la emisión de permisos clandestinos para casinos cuando era coordinador de asesores de la Segob en el sexenio de Felipe Calderón, no obstante, la cereza del pastel es que fue relacionado de violencia familiar en un matrimonio anterior en el estado de Chihuahua.

Hoy este político caído en desgracia busca desesperadamente convencer a las autoridades electorales de que le jugaron chueco al quitarlo fulminantemente de Redes Sociales Progresistas (RSP). Quiere hacer creer a la sociedad de que tiene mucho arrastre. La verdad es que sólo unos cuantos coordinadores despistados, como la de Veracruz y el de Morelos, se dejaron engatusar. Lo cierto es que el ex de RSP aún tiene cuentas pendientes con la justicia. Esa es la verdad.

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