»Me prometiste llevarme en semana santa a conocer tu familia, me platicabas de ella y me encantaba ver como tus ojitos se iluminaban con el solo pensar pasar juntos ese momento, prometiste pasar navidad y año nuevo a mi lado, me prometiste que estando en tu trabajo nada te pasaría porque sabias cuidarte muy bien, me decías que quizás no eras el mejor novio pero que a pesar de todo ello harías el esfuerzo por serlo aunque para mí ya lo eras el mejor del universo.
»Me prometiste que te saldrías de trabajar de ahí y le echaras ganas a la vida en un trabajo común para poder pasar a mi lado mucho más tiempo y si teníamos una familia para poder ver crecer a nuestros hijos». La carta sigue en ese mismo tono. En un momento de la carta ella se pregunta: Y ahora, ¿cómo le hago? ¿Cómo le hago para superar tu ausencia si tú eras mi complemento eras mi otra mitad eras mi todo.