Lo que le está pasando al periodista Carlos Loret de Mola lo hemos vivido varios periodistas en Veracruz. La Secretaría de la Función Pública puso al periodista a hacer el trabajo que ellos deberían hacer. Investigar y certificar la documentación presentada en un reportaje.
En el caso Veracruz, cuando lanzamos la aseveración de la consanguineidad entre el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García y el subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero, fuimos nosotros, como Libertad bajo Palabra, los que tuvimos que acudir al registro civil de Tlatlauquitepec, Puebla, para certificar que la señora Manuela Durán, había engendrado a los padres de ambos funcionarios.
Por su parte, a la entonces contralora Leslie Garibo le bastó con un fin de semana comparando los apellidos García y Guerrero, para determinar que no había parentesco. El trabajo lo tuvimos que hacer nosotros porque las instancias públicas para sancionar este tipo de conductas sólo sirven para cubrir esas anomalías.
Ahora bien, ya no esperamos que nos lo agradezcan, al menos quisiéramos que no se dedicaran a atacar a los medios de comunicación que hacen su trabajo por medio de los hackers que contrataron para bajarnos el tráfico. Cada día que pasa los veracruzanos y buena parte de los mexicanos se convence de esta Cuarta Transformación está condenada al fracaso; eso si no se corrige de inmediato el rumbo que llevan.
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