Revitalizar al PRI

PRI
Edificio del PRI Estatal FOTO: WEB
- en Opinión

Luis Ramírez Baqueiro / 

“La fuerza no proviene de la capacidad corporal sino de una voluntad férrea.” – Indira Gandhi.

Hasta hace algunos meses la sede del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Xalapa en la confluencia de Ruiz Cortines y Francisco Moreno se mostraba en total abandono.

El gentío de personas que caracterizaba a esa sede política en tiempos del priísmo hegemónico y su ahora ausencia era muestra fiel del descontento social con la marca.

Cierto es que aun cuando el partido como institución no tiene en lo absoluto la culpa de los pésimos cuadros que destruyeron lo que a muchas generaciones les costo construir, la sociedad en su conjunto no lo registra, no lo comprende, asocia a la marca lo hecho por Javier Duarte y sus secuaces.

Pero algo ha pasado, la llegada de un nuevo régimen político a los tres niveles de gobierno comienza a dejar una amarga sensación, la sociedad no se siente plenamente satisfecha con la conducción y forma de hacer gobierno.

Muy a pesar de que a través de encuestas y programas de bienestar se pretenda seguir maquillando la realidad, el férreo control mediático impuesto desde el Palacio Nacional, pretende construir una única verdad.

De existir otras versiones, el aparato aplasta, destruye, descalifica, empleando las ya habituales respuestas, “tenemos otros datos”, “es parte del conservadurismo”, “son los neoliberales”, “esos fifís”, etc.

A pesar de ello, en esa sede política algo pasa.

Desde la llegada a la dirigencia del porteño Marlon Ramírez Marín el partido se comenzó a revitalizar, la gente comenzó a regresar al observar que su nueva dirigencia comenzaba a escuchar a la sociedad.

El activismo político emprendido por Ramírez Marín junto a su secretaria General, Arianna Ángeles Aguirre muestra que no todo está perdido.

Al priista le interesa ser escuchado, ser integrado en las tareas de partido y formar parte del mismo, lamentablemente las anteriores dirigencias no desarrolladas en lo absoluto desde la base jamás conectaron con la población y menos con los militantes.

Pero parece que los tiempos son otros, este miércoles en una toma de protesta más dentro de su vida política, el partido recobró ese activismo y esa presencia que en antaño no mostraba.

El nombramiento de Ramón Alberto Reyes Viveros, como secretario de Comunicación Institucional y Estrategia, junto a otros cuadros demostró que el PRI esta en franco proceso de revitalización.

La asistencia abarrotada de medios y militantes en el Salón Ex Presidentes de la sede tricolor fue muy significativa para quienes entienden que en la forma está el fondo.

Junto con Reyes Viveros se integran muchas más personas -mujeres y hombres- que llegarán a poner su granito de arena en la titánica tarea de recobrar el poder.

Personajes como la periodista Alicia Aguilar Guevara, como subsecretaria de Prensa; Oscar Hernández Rodríguez, como subsecretario de Estrategia Digital, Sergio Sánchez Rico como coordinador estatal de Protocolo y Relacionas Públicas, Eliseo Islas Chagoya, como secretario de Cultura, así como al reportero Arturo Hernández Salazar en el área de Divulgación Digital, forman parte de ese cambio.

Quizá en su intervención Ramón Reyes lanzó una sentida sentencia de lo que habrá de suceder de cara al próximo proceso electoral intermedio del 2021.

Citando al periodista Froylán Flores Cancela, Reyes Viveros afirma “La ambición suele empujarte a creer que lo demasiado, es demasiado poco, incluso la verdad desnuda no se despoja de su antifaz, la vida te enseña todo, menos a proveerte de lo esencial, todo cambio necesita tiempo, pero todo tiempo exige cambio”.

Y remata “como ya lo hemos dicho en 88 municipios, nos esmeraremos de dar 613 días los resultados diametralmente distintos a los que obtuvimos en la última elección, tras haber sido arroyados por un Tsunami, pero no la voluntad de la gente, los priistas están y seguiremos estando”.

Algo sucede en el PRI aun cuando al nuevo régimen le parezca que la oposición esta moralmente derrotada, la realidad es que, entre la moral manifiesta por la 4T y la verdadera moral, existe solo un árbol de moras.

Al tiempo.

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