“Mucho cuidado, hija”, fueron las palabras que José Alberto Piña Soto dijo a Diana Giselle cuando ella salió de su casa para platicar con su expareja la madrugada del jueves 26 de septiembre. Pese a que la muchacha había recibido golpes por parte de su expareja, ella se había dado la oportunidad de perdonarlo porque era una joven de nobles sentimientos. A los minutos, José Alberto se asomó y vio a la pareja platicando y minutos después, tras escuchar los disparos, corrió hasta donde estaba tirada Diana Giselle y aún pudo sentir su calor corporal. El padre le dijo cuándo agonizaba que la amaba y que todo iba a salir bien, pero ella murió muy rápido. Así fue como José Alberto narró la muerte de su hija, haciendo un gran esfuerzo por contener las lágrimas.
Diana Giselle tenía cuatro meses de embarazo y esperaba con mucha ilusión a esa niña que llamaría igual que ella. Toda su familia la apoyaba y hasta se imaginaban a ese inocente y hermoso ser caminando por el patio de su casa en Bacurimí; incluso se ponían de acuerdo para ver quién la cuidaría por las noches, relató José.
El caso de Diana Giselle causó indignación social porque su agresor tenía una orden de restricción, por lo que esa noche que la asesinó no debía estar cerca de ella. José pide a las jóvenes y a las mujeres en general que a la primera agresión que reciban de sus parejas, ya sea verbal o física, pongan distancia de por medio, que les digan a sus familiares, porque él se enteró de todo el horror que estaba viviendo su hija cuando puso la denuncia.
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