Sabía usted que, durante el primer semestre del año, ARTICLE 19 documentó 249 agresiones contra periodistas. Llama mucho la atención que la estadística la encabece Quintana Roo, CDMX, Guerrero, Oaxaca y Veracruz; éstos son los estados con más agresiones y son considerados como los estados más peligrosos para trabajar el periodismo. Los medios de comunicación críticos, no sólo tiene que lidiar con la nómina de sus empleados ni con los pagos de servicios. Por su misma postura de denuncia crítica contra todo aquello que los gobiernos hacen mal, es difícil que cuenten con convenios de publicidad que les permita llevar un caminar más holgado.
Los medios escritos o digitales en Veracruz, sobre todo aquellos que llevan una línea crítica, regularmente son objeto de los rencores y de las frustraciones de los que ostentan el poder. Muchos lectores no lo saben, pero las intimidaciones y amenazas son el pan de cada día. No hace mucho el gobernador del estado declaró que no permitiría ninguna agresión contra los periodistas. Todos los que forman parte del gremio periodístico saben que sólo son palabras. Los hechos señalan que dedicarse a informar, al menos en Veracruz, es una de las profesiones más peligrosas.
Queda pendiente aún de pagar la factura a los deudos de los periodistas muertos en el estado. Lo cierto es que los periodistas críticos sólo cuentan con el blindaje que les dan sus lectores. Los temas que tratan, sobre todo cuando se denuncia el mal trabajo que realiza determinado funcionario, es como una huella digital de un dedo índice que apunta sospechosamente al aludido. Es cierto, matar a un periodista es cosa de pensar dos veces, sin embargo, cuando se tiene el poder, se facilitan las cosas. Desde luego que los periodistas abyectos que aplauden como focas no tiene de que preocuparse, ellos ya disfrutan del gozo de su amo.
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