Durante una entrevista, el exgobernador priista Javier Duarte de Ochoa dijo que, durante el mandato de Enrique Peña Nieto, éste sólo lo ocupó como tapadera para encubrir todos los escándalos que tenía encima. Según el exgobernador, la única manera de poder lavarse las manos y no ser culpado de corrupto era inculpando a uno de los suyos, y en este caso el priista más sacrificable para limpiar su cochinero era Duarte.
«(Precisamente fui yo porque) Era el gobernador priista más sacrificable, Intenté tener comunicación con el presidente Peña Nieto, pero nunca logré tener comunicación». Pero no conforme con eso, ya que a Javier se le cuestionó si el tenía mucho dinero en su poder: «Yo soy un hombre que ha vivido siempre en la justa medianía que me ha permitido el servicio público. No soy un hombre de lujos, no soy un hombre de riqueza; nunca lo he sido».
Dicho por él mismo, desde que empezó su mandato como gobernador, ha ahorrado hasta el más mínimo centavo, dinero con el cual su familia apenas vive alegando que el único lujo que tienen en este momento es ir al parque a hacer un picnic.
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