Armando Ortiz / Cuatro de cada 10 casos de dengue en México se dan en Veracruz. De hecho, los casos de dengue se han cuadruplicado en nuestro estado, pasando de 4 mil 007 casos en 2018 a 17 mil 210 en 2019. Ya se han reportado varios decesos por dengue y al parecer el gobierno no tiene más que recomendaciones pendejas en lugar de campañas efectivas. El mismo gobernador anota en su cuenta de Facebook que si “para evitar el chorrillo” hay que lavarse las manos, pues para evitar el dengue se pueden tomar medidas simples; así de simple el Cuitláhuac. Esa es la campaña para evitar el dengue y con ello evitar la muerte de personas por esta enfermedad; mensajes infantiles, absurdos para concientizar a la gente, en lugar de una campaña de descacharrización y de fumigación en zonas de riesgo. Por supuesto, no se tiene dinero para una campaña efectiva en contra del dengue, pero que tal para su pinche Grito de Independencia en el que se van a gastar casi 15 millones de pesos. Tan sólo en el grupo musical principal se gastarán 6 millones 608 mil pesos; chingue su madre la austeridad.
Víctor Carranza, alcalde de Coatzacoalcos, ni la burla perdona; Alcaldes de México le da reconocimiento
Coatzacoalcos, Veracruz es una de las ciudades más inseguras de todo México, que decimos de todo México, de Latinoamérica. Desde hace algunos meses el puerto de Coatzacoalcos ha sufrido una terrible migración de empresarios y comerciantes que hartos de la extorsión han decidido salir de su ciudad para buscar mejores horizontes en otro estado. El gobierno de Coatzacoalcos está calificado como de los peores, con un alcalde títere de Rocío Nahle, que no sabe administrar recursos, sólo sabe dilapidarlos. Un alcalde que no toma en cuenta los reclamos de la ciudadanía, que se sale a bailar danzón mientras sus gobernados piden a gritos más seguridad. Pues a este adefesio de alcalde, esperpento de funcionario público, Alcaldes de México le acaba de dar un reconocimiento, es decir, le dieron el aval para que siga haciendo las cosas como las ha estado haciendo hasta ahora. Alcaldes de México es una revista que vende publicidad a los alcaldes de todo el país para que promocionen su municipio. El precio por una portada es exorbitante; un reportaje en sus páginas se cobra a precio de oro. Es decir, Alcaldes de México todo cobra, hasta esos premios patito para alcaldes que se ponen el galardón en la solapa y con ello, cada que los ciudadanos les reclamen por su mala administración el alcalde les puede mostrar ese galardón y decirles que otros sí reconocen su trabajo; aunque ese galardón lo hayan pagado los mismos ciudadanos.
“Váyanse a morir a su casa”, dice María de Jesús Nambo, directora de Unidad Médica a pacientes. ¡Qué poca madre!
Qué sentiría usted si tuviera a su familiar en el hospital, con un cáncer que se está agravando, pero como ya lleva varios días ocupando una cama de hospital, llega la directora de esa Unidad Médica y le dice que eso no es un hotel, que la cama se requiere para otros pacientes y que lo mejor es que se lleve a su enfermo: “Váyanse a morir a su casa”. Este relato que pudiera parecer de una película de terror absurdo, es una realidad en la Unidad Médica de Alta Especialidad del Hospital de Oncología del Centro Médico Siglo 21, donde la directora María de Jesús Nambo se preocupa más por el tiempo que llevan ocupando cama de hospital los pacientes que por curarles la enfermedad. En un audio que fue filtrado a los medios de comunicación se escucha como esta doctora pregunta por un paciente. Los doctores le dan razón y la directora les pregunta en un tono prepotente y grosero: ¿Y cuántas horas lo van a tener con reacción paliativa, forever and ever?”. Cuando los médicos le dicen que el paciente no ha reaccionado al tratamiento, la directora pregunta: “¿Y entonces?”. El médico le dice que puede aumentar la dosis. Entonces la doctora reacciona de inmediato: “No, yo creo que hoy ya se va a su casa, yo creo que lo damos en corto. No lo vamos a tener ocho horas. De ocho horas a veinte horas en urgencias. No va a subir a piso. Ya que se vaya a morir a su casa”. Así de “cara de perro” la pinche doctora. “Ya que se vaya a morir a su casa”, dice la muy desgraciada. ¡Qué poca madre!
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