Cuarta Transformación, legalidad o ilegalidad; moralidad o inmoralidad; derecho o agandalle; la derrota moral de López Obrador

Morena
El líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB

No esperamos que los chairos entiendan esto, porque muchos de ellos se han convertido en el priista que tanto odiaron y ni siquiera se han dado cuenta de ello. La manera como se está portando el gobierno de la Cuarta Transformación se aleja cada vez más de lo que estuvieron pregonando en campaña. Allá quedaron los días en que se veía a López Obrador como un tótem de legalidad, como un baluarte de honestidad, de ética; nada, decíamos, podrá corromper a Andrés Manuel López Obrador. Pero algo sí lo está corrompiendo, sus propias huestes.

López Obrador no es Dios, por lo mismo no es omnipresente, no tiene los cuatro rostros que son atributos de Dios, cuatro rostros que miran hacia los cuatro puntos cardinales, y de eso se han valido algunos de sus seguidores para sacar provecho del lugar en que los colocó la victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador. Pero López Obrador, por muy buenas intenciones que tenga, no podrá controlar ese nido de insectos que se está convirtiendo en marabunta; ahí estará su derrota, no en su deshonestidad, sino en su ser terreno, aunque muchos lo consideren celestial.

Pero hay también cierta desidia por parte del presidente, quien ve la corrupción, la deshonestidad, la inmoralidad de sus partidarios y se vuelve omiso. No hizo nada AMLO con lo sucedido en Baja California, con ese Congreso que avaló cambiar los dos años de un gobernador por cinco; su omisión lo vuelve cómplice.

Tampoco hará nada López Obrador con la aberración en Veracruz, remover de manera ilegal al fiscal del estado. Dirá que los gobiernos estatales son autónomos y que él no se mete en esa autonomía. Esa será la justificación cada que sus partidarios cometan aberraciones, el respeto a su libre determinación. Ahí está la derrota de su figura moral.

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