El tren maya chicharronero de Cuitláhuac García Jiménez es una muestra de la manera de gobernar en Veracruz. Mientras crecen las protestas por los malos resultados en las áreas de salud y seguridad, el gobernador anuncia con bombo y platillo la versión recargada del piojito, para poder acercar las colonias colindantes de Banderilla con la capital del estado. Lo cierto es que al ingeniero García le puede salir más caro el caldo que las albóndigas.
Y es que la reingeniería vial no es asunto de proyectos aventureros, si en verdad se quisiera buscar solución al tráfico vial de la capital y de las zonas aledañas, primero debería prohibirse el ingreso de los vehículos pesados, para que la avenida Lázaro Cárdenas sea conectada mediante un puente con la avenida Ruiz Cortines, de esa manera se despejaría el tráfico de la avenida Xalapa y la salida a Veracruz estaría más fluida.
Además, no sería descabellado hacer un circuito intercolonias con San Andrés Tlanelhuayocan, ya que esto permitiría una circulación más fluida y activaría la economía de la zona. Sin embargo, el gobernador quiere emulara al presidente con la versión de su tren chicharronero. Pues ya se verá, pero sería bueno que les pregunte al Tío Fide y al exalcalde Américo Zúñiga la razón por la que no llevaron a cabo ese proyecto.
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