Independientemente de los motivos que tenga la visita de Alfonso Romo a tierras veracruzanas, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez debe reconocer los tumbos y yerros de los funcionarios que componen su cada día más desorganizado gabinete. Los grandes estadistas y gobernantes saben que deben poner en primer lugar la seguridad de los gobernados, no obstante, en este rubro los encargados de la seguridad no han dado resultados positivos; precisamente este fin de semana fue asesinado un humilde vendedor de limones en la zona de Tuzamapan.
Otra área neurálgica y que ha quedado a deber es la Secretaría de Salud, donde despacha Roberto Ramos Alor que, cuando no tiene que salir a explicar el retraso de las diálisis, ahora el mal manejo de los brotes de dengue que comienzan a extenderse, y eso sin tomar en cuenta los problemas por nepotismo que le acompañan.
La que también no sale bien librada es la fashionista que tiene como encargada de la Contraloría del Estado, nos referimos a Mónica Leslie Garibo Puga, quien hasta el momento se hace como el Tío Lolo, con los resultados de las acusaciones de nepotismo, incluidas las de propio Ejecutivo local.
Sin ser justos en demasía, el gobernador debe fajarse los pantalones y ser más humilde, debe dejarse aconsejar por verdaderos profesionales, que seguramente debe haber en su gobierno, y deshacerse de aquellos funcionarios que no estén entregando resultados, si no lo hace, tenga por seguro que él mismo será el encargado de recibir las consecuencias por su falta de temple para gobernar.
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