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En Veracruz, Cuitláhuac García es un verdadero promotor de la desilusión y el desencanto

La situación de inseguridad con Fidel Herrera Beltrán y con Javier Duarte llegó a un punto verdaderamente alarmante; con Yunes Linares, parecía controlada la situación, sin embargo, la inseguridad siguió con índices de miedo. Si algo se debe de reconocer es que, en Veracruz, Cuitláhuac García llegó a la gubernatura por la inercia electoral de Andrés Manuel López Obrador y porque los veracruzanos confiaron en la promesa de un cambio. Pero, a decir verdad, la gran mayoría de los veracruzanos están entre la desilusión y el desencanto.

El ahijado del Ejecutivo federal no sabe gobernar; su apariencia es la de un funcionario desesperado que no sabe ni en que se metió. Desde el inicio de su gobierno, las manchas del nepotismo se hicieron presentes en varias oficinas, comenzando por la del secretario de Gobierno y de su cercano camarada que despacha en la oficina del kilómetro 4.5.

No es necesario citar las estadísticas de mujeres muertas y de asaltos a lo largo del territorio veracruzano, sólo basta leer los encabezados de los principales medios y todos los días aparecen más de dos asesinatos, eso sin contar los levantamientos y secuestros. Los veracruzanos creían que la situación cambiaría con la entrada de la Guardia Nacional, sin embargo, la situación sigue igual. Lo cierto es que Cuitláhuac García ha resultado ser una verdadera decepción.

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