Sin la democratización de los sindicatos en México, poco podrá hacer la Cuarta Transformación que impulsa el presidente Andrés Manuel López Obrador para convencer que en realidad el país se transforma. El cinismo y obcecación que ha mostrado Alfonso Cepeda Salas, espurio líder del SNTE, al querer permanecer en un lugar que no le corresponde, ha hecho mucho daño a la vida democrática del SNTE.
Desde la forzosa y necesaria salida de Juan Díaz de la Torre, el actual dirigente no ha podido recobrar la confianza de los maestros, junto a su débil comité han sido testigos del rechazo de los maestros de diferentes estados. Su falta de arrestos, su actitud abyecta y convenenciera a favor de la mal llamada Reforma Educativa, aún no se olvida. Por esa razón, muchos maestros no se sienten representados por la camarilla de Alfonso Cepeda Salas.
Es cierto que se debe respetar la autonomía sindical, sin embargo, la gente cercana que rodea al presidente debe de entender que la permanencia de Cepeda Salas, en lugar de generar unidad y armonía entre el magisterio afiliado al SNTE, sólo provoca división y descontento entre el magisterio. No hay de otra, urge que se vaya el interino Cepeda Salas y compañía, si en verdad se quiere hablar de una verdadera Cuarta Transformación.
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