Alguien debería decirle al gobernador que «el pez por la boca muere»; alguien debería decir al gobernador que la Escrituras advierten que «la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo hace grandes alardes. ¡Miren! ¡Con cuán pequeño fuego se incendia tan grande bosque!». Cuitláhuac García es muy impulsivo, y una persona impulsiva por lo regular es irreflexivo. Irreflexivas e irresponsables son las declaraciones del gobernador de Veracruz cuando dice que Miguel Ángel Yunes Linares pactó con el Cartel Jalisco Nueva Generación.
Sus propios amanuenses hacen eco de sus declaraciones irresponsables: «Sí, Yunes pactaba con el cartel Jalisco Nueva Generación, los dejaba actuar y el Fiscal General del Estado ahora está encubriendo a personajes como El Lagarto que pertenece a ese Cartel». Ahora bien, si ya hizo la declaración, lo menos que se espera es que acuda ante la Fiscalía General de la República para, con sus pruebas, hacer la denuncia correspondiente en contra de Yunes Linares.
Puede acusarlo de delincuencia organizada, pero por supuesto para ello deberá presentar sus pruebas. Porque tiene pruebas, ¿o no? En todo caso, aquellos a quienes señala de haberse coludido con los narcotraficantes podrían denunciarlo a él. Es cierto, tiene fuero y Cuitláhuac García cree que ese fuero le permite decir lo que se le antoje. Pero la verdad es que el fuero no es eterno, y en el caso de Cuitláhuac, de quien se dice sólo durará dos años en el cargo, es menos eterno.
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