De la plaza San José y otras callejuelas…

José
Plaza San José FOTO: WEB
- en Opinión

Édgar Landa Hernández / Dejar por un breve tiempo el automóvil y deambular por las calles del barrio de san José son hasta cierto punto una forma de desconectarse del sistema. Entrar en un estado de compasión hacia mí mismo y dejar nuevamente entrar el asombro a lo que dejo de ver cuando manejo. A sentir las calles como un transeúnte cualquiera.

Observar las múltiples facetas de las calles, sus progresos y sus estancamientos. Contemplar sus corredores empedrados, el atuendo de la iglesia que en demasía imponente llama la atención a quien la visita o simplemente la ve desde lo lejos.

Quizás el ser humano necesita de ello, y sí, casi estoy seguro que cuando encontramos nuestro propio silencio nos reivindicamos con una parte de nosotros mismos, alimentamos la seguridad y por consecuencia despertamos hacia una comprensión mayor que nos nutra y nos haga ser mejores. Más consciencia en nuestro ser.

Mientras espero a mis compañeros escritores me llegan los recuerdos, atisbos de antiguas caminatas a lado de mi suegro por lo que ahora es la plaza san José. Anteriormente bodegas de papas, chayotes, naranjas y verduras diversas, gritos de cargadores y comerciantes que cada jueves hacían de ese lugar un recinto donde comprar los comestibles a un precio módico para bienestar de las familias xalapeñas.

Personas que te brindaban una fruta para probarla, otros que te daban la mano y te hacían sentir tal como uno de ellos sin falsas poses que da la ropa de marca o el perfume caro. Cuando dejas de percibir lo aparente y te concentras en la verdadera imagen del prójimo encuentras otras cosas maravillosas, encuentras a personas valiosas y aprendes de ellos.

La vida es una constante de cambios, de situaciones que al fin y al cabo las aprovecha cada quien según su forma de percibir la vida.

Mientras la espera prosigue me doy cuenta que las gotas de lluvia desfilan inesperadamente y se diluyen hasta perderse en lo amplio del pavimento. Que el cielo encrespado bufa y advierte que la lluvia proseguirá un tiempo más. He vivido muchos cambios y transformaciones importantes por decisión propia o porque ocurre algo afuera, y eso me ha hecho a concientizar acerca de mi vida, como valorarla y sobre todo a agradecer.

Encuentro en el silencio el bálsamo que mi ser necesita.

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