Ante la respuesta del Papa, le preguntaron si sería una buena opción un pacto con los narcotraficantes para acabar con esta violencia que está aumentando cada día más, a lo que el Papa respondió: «A mí me suena mal. Es como si yo para ayudar a la evangelización de un país, pactara con el diablo, hay pactos que no se pueden hacer. El pacto político debe hacerse por el bien del país». Y es que la cruda realidad nos hace ver que hay lugares en México donde representantes de alguna Iglesia tienen pactos o ciertos acuerdos con algún cartel o grupo criminal.
Para alguno podría parecer que es verdad que el diablo tiene algo en contra del país, ya que muchos criminales matan con una espantosa saña a los que son su competencia. Lo malo es para la gente de bien que se levanta todas las mañanas pensando en hacer cosas positivas, pero por la inmunda pobreza que también azota este país, son asaltados quitándoles lo poco o mucho que ganaron gracias a su esfuerzo y si no, también son privados de su libertad secuestrándolos. Pero ante toda esta desgracia hay una pregunta: ¿Será que Dios protege sólo a algunas personas? Porque cuando una persona sale ilesa de alguno de estos crímenes decimos «es un milagro» y otros no corren la misma “suerte”. ¿Será Dios o el diablo el culpable?