La veneración a la madre data desde las culturas más antiguas, siendo los sumerios uno de los pueblos incursores en estas prácticas, pasando por los egipcios, los griegos, los romanos y un sinnúmero de culturas y épocas en que se ha reconocido a esta figura de amor incondicional llamada madre. La celebración de este día especial que conmemora a esas guerreras de la vida, varía de acuerdo al país en donde se festeje. En lugares como Australia, Brasil, Holanda, Taiwán, entre otros, se celebra el segundo domingo de mayo o bien algún otro día del mismo mes. Sin embargo, en sitios como Noruega, Egipto, Tailandia y Argentina, se conmemora a la madre en meses distintos.
En 1922, en México, un periodista de nombre Rafael Alducin, convocó a institucionalizar el Día de las Madres, así como a celebrarlo el 10 de mayo; esto en una publicación hecha en el diario Excélsior, del cual Rafael fue fundador. Rafael Alducin pretendía emular celebraciones que ya existían en Estados Unidos. José Vasconcelos, Secretario de Educación Pública en ese entonces, se añadió a la iniciativa. Por su parte en Estados Unidos, esta fecha que se celera el segundo domingo de mayo, tuvo sus comienzos en 1870, siendo la abolicionista y activista estadounidense, Julia Ward Howe, la pionera de este festejo. Asimismo, Ann Marie Reeves Jarvis, fundadora de la Asociación Internacional Día de la Madre en el año 1905, fue una influencia importante para el festejo de ese día.
Este día tan importante y especial para muchas mujeres y por supuesto para sus hijos, sin duda es un tributo invaluable, que reconoce a este extraordinario ser, ese cumulo de amor incondicional, ese tesoro que vale más que las piedras preciosas, ese símbolo de valor, de esfuerzo, de ímpetu, pero también de cariño, protección y cuidado.
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