Durante la administración del gobernador Agustín Acosta Lagunes, los estudiantes tenían un peso político y un protagonismo que ponía las autoridades a negociar. La toma de autobuses era una práctica común y los líderes estudiantiles eran premiados por el propio gobierno con prebendas, muchas veces para pagar sus propias francachelas. Hoy, por falta de oficio y cerrazón del número 2 del estado, al hacer oídos sordos a las quejas de los estudiantes quienes denunciaron que las líneas camioneras no respetaron el acuerdo del descuento a estudiantes y personas de la tercera edad durante el periodo vacacional, se abre otro frente de queja contra el gobierno de Cuitláhuac García.
El tiempo no está para bollos y, sin embargo, los operadores políticos de la Secretaría de Gobierno no se ponen las pilas. Lo que menos le hace falta al gobierno de Cuitláhuac García es un pleito con los estudiantes veracruzanos. Por lo pronto, tras el amago bien organizado de los diferentes grupos estudiantiles, los camioneros ya doblaron las manitas y han salido a declarar que seguirán respetando el precio convenido.
Lo cierto es que no contaban con la rápida y organizada respuesta de los estudiantes, normalistas, universitarios y del Tecnológico para alzar su enérgica respuesta. Ya se verá mañana a mediodía si los estudiantes siguen con lo planeado. Estaremos atentos.
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