Se sabe que no ha caído muy bien al grupo cercano a la maestra Elba Esther Gordillo la postura de tardanza de Alfonso Cepeda Salas para sacar la convocatoria de renovación del actual Comité Ejecutivo. Y es que no es para menos, en estos últimos días se le ha visto engallado. Cepeda Salas está confiado en que los estatutos y el séptimo Congreso Nacional Extraordinario, celebrado en febrero del año pasado en Puerto Vallarta, lo avalan como el único y legítimo secretario. Es más, las recomendaciones de los emisarios de Gobernación se las pasa por el arco del triunfo, se siente amo y señor del SNTE el amigo de Juan Díaz de la Torre. En estos momentos, el señor se ve dirigiendo los destinos del SNTE hasta el 2024, no toma en cuenta el rechazo que comienza a tener en las bases, ahí está el claro ejemplo en Colima, donde los maestros le reclamaron su postura ante la reforma educativa.
Sin embargo, desconoce el plan B del presidente Andrés Manuel López Obrador, se rumora que la información que ya descansa en el escritorio del Ejecutivo federal sobre los recursos que otorgó el gobierno de Peña Nieto al SNTE, cuando él era el encargado de las finanzas, sea el pretexto para comenzar a apretar a Cepeda Salas. Ahí está el ejemplo de Díaz de la Torre, al malogrado líder lo dejaron sin alternativa, la única salida fue su penosa renuncia del SNTE.
Por otro lado, no es fortuito que la maestra Gordillo haga su aparición en Chiapas animando y fortaleciendo los cuadros políticos de Redes Sociales Progresistas, para que alcance su registro ante el INE. Si Alfonso Cepeda Salas sigue confiando en su frágil estrategia legaloide, es muy probable que se quede sólo chiflando en la loma. Se sabe que por abajo del agua muchos seccionales comienzan a mirar con buenos ojos a la oriunda de Chiapas. Así que como dice, Julio César Chávez: «¡hay tiro, hay tiro en el SNTE!»
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