Hasta hace unos meses pensamos que la planilla de candidatos a la dirigencia estatal del PRI iba a parecer cartón de la lotería, de esas donde sale “El Valiente”, “El Borracho”, “La Dama”, “El Catrín”. Pero al parecer, de los 14 que en un principio aspiraban a esta dirigencia sólo quedaron cinco: Adolfo Jesús Ramírez Arana, Damara Isabel Gómez Morales, Carlos Aceves, Iraís Maritza Morales y Marlon Ramírez. Aunque la verdad, de la presente lista, las mujeres no tienen oportunidad. Y no porque el PRI sea sexista, simple y sencillamente porque quienes traen el apoyo real de los grupos sobrevivientes del PRI son los varones.
Para aquellos que crean que en el PRI no hay nada que recoger, están equivocados. El partido todavía tiene muchas posiciones que se habrán de disputar dentro de poco, y quien tenga la sartén por el mango podrá sacar buen provecho de ello.
Por supuesto, la militancia priista debería entender que lo que el PRI requiere en este momento es un dirigente que los pueda sacar del lugar en el que se han atascado, un dirigente que no llegue como carroñero para devorar lo que le dejaron. Si el PRI se equivoca y pone a un carroñero en lugar de un militante que busque reinventar a su partido, estará labrando su propia lápida.
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