Imagine usted, una sencilla diputada de Morena sale a las calles de la ciudad de Xalapa con su chofer. Va escuchando música de Juan Gabriel, muy quitada de la pena cuando de repente un motociclista se les cerró, pidió que se bajaran, llamó a un oficial de Tránsito, les reclamó por una supuesta agresión. ¿Todo para qué? Para conseguir una nota, publicarla en su medio y hacer quedar mal a la inocente diputada. Bueno, más o menos esas es la versión de la diputada de Morena, Claudia Tello, ante los señalamientos de un reportero del portal informativo Al Calor Político.
El reportero dice que el chofer de la diputada, quien iba escribiendo en su celular al mismo tiempo que conduciendo, lo sacó de la carretera, poniendo en riesgo su integridad física. El reportero reclamó al chofer, sin saber que iba ahí una diputada que bajó y le dijo: «Te vamos a levantar y a desaparecer, no sabes con quién te metiste». En realidad, el reportero no sabía con quién se estaba metiendo, pero de inmediato supo que era la diputada Claudia Tello, una funcionaria pública prepotente que utiliza lenguaje criminal; en una de esas, hasta criminal es.
Esta actitud de los diputados no es extraña. Otra diputada de Morena, Adriana Esther Martínez Sánchez, en el Congreso amenazó con demandar a la periodista Valeria Marcial por denunciar la colusión de ésta con personas que mercan su dolor. ¿A usted cuál de las dos versiones le resulta más veraz?
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