Cuántas veces no nos ha pasado, que caminando en la calle damos un mal paso y nos vamos de bruces. Podemos hacer dos cosas, encabronarnos, patear la piedra con que nos tropezamos, corriendo el riesgo de volver a caernos con la misma piedra, o de plano reírnos como lo están haciendo todos, reírnos de nosotros mismos. Eso es lo que deberían hacer en el Congreso del Estado de Veracruz después del error cometido con el nombre de Gabriel García Márquez, a quien todavía nacionalizaron mexicano; para muchos de nosotros lo es, pero él nunca renunció a Colombia, como sí lo hiciera el sátrapa de Vargas Llosa con Perú.
Tratar de ocultar semejante error sólo lo magnifica. Decir que no hubo tal error, sino que fue una “fake news” cuando fueron varios los que tomaron un pantallazo de la página de Facebook del Congreso, es tratar de tapar el sol con un dedo.
La nota trascendió a nivel nacional, Reforma, El Universal y los noticieros de Televisa hicieron mofa del error que finalmente le dio color al día en que García Márquez hubiera cumplido 92 años. Lo peor hubiera sido que la mayoría de Morena en el Congreso propusiera que en Veracruz, en los tiempos de la Cuarta Transformación, todos los bautizados con nombre de Gabriel cambian a Francisco por decreto.
Seguramente anduvo de visita,el ranchero mandilón(el «zorro guanajuatense») y le cambio el nombre a Gabriel por el de Pancho.