De qué tamaño es Jorge Winckler Ortiz, que no pudo la bancada de Morena ni el Cuic con él

Jorge Winckler, hueso duro de roer; no va a renunciar y se va a defender Foto: Web

Entre un callejón, en el norte de la Ciudad de México se extiende el Árbol de la Noche Triste, uno de los vestigios de la historia que nos ha marcado como nación. Los restos de un ahuehuete que fue el testigo de las lágrimas de uno de los hombres más poderosos, uno que llegó al territorio americano para conquistar un pueblo y colonizar a las regiones indígenas que lo habitaban. Por primera vez, desesperado y acabado, Hernán Cortés lloró su derrota. Aunque a decir verdad, muchos historiadores señalan que no hubo tal árbol.

Sin embargo, lo que le pasó al conquistador español se asemeja a la situación que vive el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, por cierto su homónimo fue el que le propicio semejante madriza a Hernán Cortés. Aunque ahora el madreado es él, y nada más y nada menos que por el fiscal Jorge Winckler, que a cómo van las cosas se quedará más tiempo en el puesto que el propio Ejecutivo local.

Y es que sus inútiles operadores, Zenyazen Escobar y Sergio Rodríguez Cortés, valieron para dos cosas; estos aprendices de políticos sólo azuzaron el avispero y nada más lograron que se fortaleciera el grupo opositor a Morena.

Hoy, Cuitláhuac García Jiménez es al hazmerreir de todos en el centro del país, la mayoría cercanos al presidente, que lo tienen como un gobernador débil e inexperto, un gobernador que sólo emula al Ejecutivo federal, sin embargo es un mal imitador. Hoy Veracruz tiene a un gobernador débil y, sobre todo, resignado a trabajar, quiera o no, a un fortalecido Jorge Winckler. Ni hablar hay, fiscal para rato.

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