Una bancada derrotada y dividida, que no sabe dialogar ni negociar, una bancada que no sabe tejer finito, así es la bancada de Morena en el Congreso jarocho. Un poder Legislativo que, como buena cortesana, se tira a los pies del Ejecutivo local y deja de lado a quienes los pusieron en esa curul. Éric Cisneros, el segundo a bordo de este gobierno, resultó ser un verdadero fracaso; tiene las manos embarradas del estiércol de la coacción y amenaza. En las altas esferas del poder ya se está cocinando su salida.
Por otro lado, el exvendedor de autos y líder de la bancada de Morena en el Congreso del estado, Juan Javier Gómez Cazarín, anda más preocupado apagando el fuego que dejó el Bola Ocho y desmintiendo los rumores que afirmaban, entre otras cosas, una supuesta destitución del secretario de Gobierno, lo cual dijo «es totalmente falso». Pero en el colmo del descaro es que este señor todavía se atreve a decir: «No nos vamos a dejar ni nos vamos a vender».
Lo que olvida este personaje es que el pueblo veracruzano tarde o temprano les pedirá cuentas. Que no olviden que están representando los intereses del pueblo y no los del tal Bola Ocho y del desorientado gobernador. Ojalá y el Ejecutivo local saque las manos del poder Legislativo y ya se ponga a gobernar. Eso es lo que quieren los que le dieron el voto. No hay de otra.
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