Hay un lapsus en este momento que sólo genera incertidumbre; es cierto que la promesa presidencial pesa y también es cierto que su iniciativa de acabar con todo lo que huela a Reforma Educativa ya se encuentra en el Congreso para su discusión. Y es que con la cancelación de la Reforma Educativa desaparece el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y en su lugar se crea el Centro Nacional para la Revalorización del Magisterio y la Mejora Continua de la Educación, con funciones mucho más amplias, como la certificación autónoma de actores del sector, incluidas autoridades e instituciones.
Se espera que este organismo evaluador, efectué un trabajo transparente y esté conducido por personas con alta solvencia moral. Y es que el principal error del INEE, fue su participación de una manera activa en ello y para los profesores, la evaluación se mezcló con procesos que no fueron los más adecuados para garantizar la calidad educativa. Además, la aplicación del examen de permanencia influyó en su estabilidad laboral y dañó su estabilidad emocional.
Cientos de maestros fueron víctimas de un estrés adicional por no contar con el tiempo suficiente para prepararse para la evaluación. Por esas razones y más es que el magisterio mexicano espera con ansia conocer la misión, visión y motivos del Centro Nacional para la Revalorización del Magisterio y la Mejora Continua de la Educación. Y para eso ya falta muy poco.
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