A millones de mexicanos les quedó constancia que Felipe Calderón fue un presidente corrupto. Corrupto desde su llegada a la presidencia, vaya desde el eslogan de su campaña «haiga sido como haiga sido», frase que denota la ausencia de escrúpulos. Pero hacía falta que el presidente Andrés Manuel López Obrador llamara indirectamente “corrupto” y “coyote”. AMLO se refirió a un expresidente que le dio muchos contratos a una empresa de electricidad, y que cuando éste dejó la presidencia, la empresa lo hizo consejero administrativo.
«¿Cómo se llama a esto? Conflicto de intereses, coyotaje, corrupción», espetó AMLO. De inmediato Calderón negó ser corrupto y retó al presidente a un debate privado o público. Por supuesto López Obrador no le va a dar gusto a Calderón, y menos a Fox quien argüendero como es, ya se sumó a la propuesta.
El mismo Fox tiene cuentas pendientes. Él, su esposa y entenados hicieron muchos negocios con las filiales de Pemex, de hecho, Oceanografía, la empresa de los hijos de Martha Sahagún, sigue en la tablita. Lo más prudente para Fox sería cerrar la bocota. Pero afortunadamente, bocón como es, Fox seguirá chachalaqueando.
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