Lo cierto es que ni el titular de la SEP ni el presidente ven con buenos ojos la permanencia de Alfonso Cepeda Salas al frente del SNTE. Éste se ha convertido en una piedra en el zapato del gobierno actual. El discurso sobre democratización sindical no termina de aterrizar y mucho menos con la permanencia de Cepeda Salas, simulando defender lo que no defendió en el pasado.
Por esa razón es necesario que el Gobierno Federal, a pesar del discurso del respeto a la autonomía sindical, mueva sus hilos y obligue literalmente a Cepeda Salas a convocar a elecciones libres y democráticas dentro del sindicato más poderoso de América Latina. No hay de otra, los maestros hasta el momento han sido pacientes.