Durante décadas, las decisiones en materia educativa, casi todas, eran tomadas por la SEP y si bien el SNTE no era el lugar donde se originaban las reformas ni donde se ejecutaban, su participación en ellas fue fundamental. Esto se debía a que, legalmente, el SNTE era el único interlocutor aceptado por la parte oficial; su influencia en la educación en México históricamente ha sido -y continúa siendo- muy grande. Sin embargo, el SNTE ha perdido calidad moral y fuerza frente a sus agremiados. Ha sido un pésimo abogado, no quiso defender a los maestros frente a las bravatas del Gobierno Federal cuando más se necesitaba.
Hoy el SNTE de Alfonso Cepeda se declara un leal aliado de AMLO, cuando apenas, meses atrás, hacía cochupos con Aurelio Nuño Mayer para levantar la mano del candidato del PRI e instaba a los maestros a votar por el hombre que pretendía segur aplicando la evaluación de permanencia. Nadie olvida que durante la administración de Aurelio Nuño Mayer fue la jauja para los líderes traidores. Éstos se enriquecieron a costillas de los maestros, entre ellos Juan Díaz de la Torre y el encargado de las finanzas, el propio Alfonso Cepeda Salas, actual secretario general del SNTE.
Por cierto, en estos momentos se desconoce el futuro político de Aurelio Nuño Mayer, el padre putativo de la Reforma Educativa mexicana. Los maestros no olvidan la actitud perruna que mostró este personaje contra el gremio. Hoy no hay proyectos laborales para este personaje; hoy su futuro es incierto. Hoy, Aurelio Nuño se encuentra en la orfandad política como muchos de los políticos que trabajaron para el PRI.
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