La anhelada democratización del sindicato que pertenece a los maestros

Democratización
Luis Ortiz Ramírez FOTO: ESPECIAL
- en Opinión

Luis Ortiz Ramírez / Desde que entre al magisterio fui afiliado al SNTE, quiero decir que en ese momento me enorgullecía pertenecer  a un sindicato que en realidad no conocía. Vi de cerca el  lujurioso crecimiento económico de varios líderes sindicales con mis propios ojos, algo que nunca he envidiado. Me di cuenta que para crecer en horas y progresar tenía que dejar guardada mi dignidad,  y tirarme al piso como tapete, como muchos de mis compañeros y conocidos lo hacían.

Comprendí que la profesionalización y preparación académica se quedaba en segundo lugar. Pesaba la recomendación y familiaridad con el poder en turno, el ascenso laboral era lineal y escalafonario. En esos tiempos hablar  de una democratización sindical era visto como un lejano sueño tropical. En todo el país los cacicazgos locales eran verdaderamente feudos, los maestros solo éramos fichas de cambio.

Conforme más conocía al sindicato, pude comprender que el magisterio, tiene en sus filas a dos clases de maestros, unos son aguerridos y luchan por sus derechos laborales, sin embargo, el otro grupo, son como un corderito de leche que se encuentra aletargado. No obstante, con la implementación de la reforma educativa y sus lesivas leyes que atosigaron al magisterio, durante casi seis años, este grupo, apenas comienza a estirar los brazos  y dar el último bostezo para poder levantarse de un sueño que lo ha mantenido durmiendo y le ha impedido poder darse cuenta que su protector lo había  vendido al mejor postor gubernamental.

No se sabe hasta cuándo los maestros seguirán en silencio como los recentales, pero con la llegada de AMLO al poder, se comienza a sentir los vientos de la democracia dentro del  sindicato. Es cierto que las manifestaciones y protestas contra la reforma educativa, fueron deslumbrantes, pero el verdadero cambio  se debe de dar en cada maestro, solo de esta manera el maestro podrá ser un verdadero agente del cambio y dejar de ser, parte de una masa magisterial que no tiene rumbo ni objetivo. Algunos ya están despertando y rompiendo el silencio a pesar de la opresión y agobio de los afines al poder sindical actual.

Sin embargo,  lo peor de todo, es que algunos maestros  saben que son vendidos y traicionados,  y a pesar de ello guardan silencio por un conformismo barato o por una cobardía convenenciera. Como las rémoras pegadas al tiburón estas se adhieren al cuerpo del depredador y solo se conforman del alimento que sobra.

Hoy, se abre la puerta de la democratización sindical, no ha sido fácil hacerlo, pero los nuevos liderazgos deben de entender que las practicas charriles deben quedar atrás, es tiempo de dialogo inteligente y propositivo. Las demandas de los maestros deben ser realmente escuchadas, las posturas unilaterales y monopólicas ya no tienen cabida, el líder, el que sea, tiene que entender que el verdadero poder, a partir de ahora, estará en el voto del trabajador de la educación.

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