Todo lo que sea acusaciones de corrupción en contra de Enrique Peña Nieto lo van a creer los antipeña así la versión salga de un testigo protegido que un día dice una cosa y otro día cambia su versión. Y no se trata de defender al expresidente, sino que las acusaciones que han surgido en contra de los expresidentes en el juicio del Chapo no sirven ni para hacer una pequeña denuncia en México.
Ya ve usted, el contador de los Zetas acusó directamente a Fidel Herrera Beltrán de haber recibido millones de pesos para su campaña y al exgobernador veracruzano la justicia no le hizo nada. Antes bien, la vida es la que le está pasando factura; sus excesos son los que lo están matando. De modo que la acusación de un testigo protegido es como si a los americanos les leyeran un capítulo de la novela de la corrupción en México, pasan la página y al final no hay consecuencias.
No van a llamar a Peña Nieto para que responda por esas acusaciones ni lo van a investigar y mucho menos va a pagar con cárcel. Si a esos sumamos el cúmulo de agradecimientos que el presidente López Obrador le ha dirigido al expresidente, pues casi, casi Peña Nieto es intocable.
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