Carta a mi madre

Madre
La señora madre de Édgar Landa Hernández FOTO: EDGAR LANDA
- en Opinión

Édgar Landa Hernández /

Mamá:

Redacto estas líneas desde lo más recóndito de mi corazón. Desde el penetrante sentimiento que desde niño nos inculcaste y que es el amor. Ante el vasto e inmenso recuerdo, ante la extensa proliferación de anécdotas y vivencias que juntos creamos en nuestra familia. Amor que se ha acentuado conforme he ido creciendo, amor que en la actualidad comprendo y magnifico el verdadero significado de la palabra y que tú nos supiste dar conforme a tu forma de ser y pensar.

Hoy escribo de una forma que llegue hasta a ti mi sentir, y que sea un enlace que penetre de forma sagaz en tu ser. ¡Hoy te escribo en forma de agradecimiento!

Cuantificar las cualidades que nuestro creador te obsequió ¡es incalculable!

Tu conducta, tu estilo afable y sobre todo dulce, y más en aquellas ocasiones en las cuales mis problemas me agobiaban y tú, tú, con esa mirada tierna que te caracteriza, con la voz que conmina a tranquilizarse y a dar gracias. Únicamente me observabas, y tus ojos color miel se reflejaban en los míos. Sabías lo que me sucedía y tomabas mis manos entre las tuyas al tiempo que me abrazabas y le pedías a Dios por mí. Y yo me impregnaba de tu ser. ¡De tu Amor!

Tus métodos para crear seres humanos de bien ¡dio resultado!

Si, lo sé, ¡no todo ha sido miel sobre hojuelas!, hubo momentos en los cuales mi conducta no fue la apropiada. Pero me sirvió para enderezar mi ruta y nuevamente proseguir tal como tú lo deseabas, ¡por el camino del bien!

Hoy mi proceder es tal como tú no los inculcaste. De un estilo que al final de cuentas te percatas que nuestra misión en nuestra vida es ¡hacer el bien!, dejar una huella que perdure a través de las acciones que emprendemos y compartir con aquellos que se nos cruzan por nuestro camino.

Siempre llevo conmigo el pasaje aquel, cuando yo era apenas un chicuelo, chimuelo, pero orgulloso de portar en mi pequeña espalda, la mochila que tú creaste para mí. Elaborada a partir de un costal de azúcar, decidiste y sobre todo fabricaste con mucho amor, donde guardar mis libros de iniciación primaria.

Hoy, al cumplirse 74 años de tu natalicio, Doy las gracias al creador por tener la dicha y satisfacción de tener una madre como tú.

Atte. Tu hijo que te ama

Edgar Landa Hernández.

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