Los estadounidenses de clase alta impusieron una moda que ya se ha extendido a diversos lugares y que ya era una realidad en México. Se trata de que el suministro de agua no fuese el idóneo para consumo humano, pues ocupan agua sin filtrar y sin tratar en San Francisco, Sillicon Valley. No obstante, lo que para los gringos es moda, para cientos de hogares mexicanos es una queja recurrente, pues dicha situación ha generado enfermedades estomacales e infecciones severas, como poliomielitis, meningitis, cólera, fiebre tifoidea, disantería y hepatitis A y B.
A diferencia de nosotros, ellos lo hacen por gusto, bajo el argumento de que ingerir agua sin tratar trae beneficios para la salud por la alta cantidad de minerales y microbios naturales. Vaya fundamento, el hogar de miles de microbios tomados como si fuesen un refresco de cola o tu bebida favorita.
La situación ya causa alarma en autoridades sanitarias y especialistas que alertan las consecuencias de esta tonta moda. Y es que esto ya se refleja en un mercado de consumo, pues empresas como Zero Mass Watter crearon un producto que permite recolectar el agua de lluvia para que después sea consumida. Su idea ha recaudado más de 20 millones de euros por vender cisternas que instalan en las cocinas de las viviendas por 4 mil 500 dólares (aproximadamente 87 mil pesos mexicanos).
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