No saben esos funcionarios públicos que al entregar su declaración 3 de 3, manifiestan no sólo las propiedades que poseen, sino que además declaran a los ciudadanos si en la vida han sabido sacar provecho a su profesión, oficio o empresas. Al presumir pobreza en una declaración 3 de 3 también se puede estar presumiendo fracaso. Aunque lo más común, al declarar pobreza, muchos funcionarios intentan encubrir bienes mal habidos. No parece ser el caso de Andrés Manuel López Obrador, quien a la edad que tiene, 65 años, ha legado sus propiedades, que no son pocas, a sus hijos.
Cuitláhuac García, gobernador de Veracruz, primero dijo que no presentaría su declaración 3 de 3 porque no le parecía legal la plataforma que la sustentaba. Pero después, muy a su estilo, reculó y dijo que sí la presentaría, aunque aseguró que no tiene ni casa ni auto: «No tengo casa, tengo un terreno y las tres cuentas que tengo en Bancomer, Banorte y Banamex tiene alrededor de 10 mil pesos». A ver, a ver, ¿cómo maestro de la Universidad Veracruzana, como diputado federal no logró fincar un patrimonio? ¿De qué estamos hablando?
Por supuesto, dentro de seis años vamos a estar muy pendientes de su patrimonio, porque quien presume pobreza en el comienzo y termina con una riqueza ostentosa al final puede estar cayendo en su propia trampa. Ya sabe usted lo que dice el dicho, que en esta vida hay tres cosas no se pueden ocultar: «El dinero, el amor y lo pendejo».
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