La desgracia tocó a la puerta de una humilde vivienda de Iztapalapa, en la Ciudad de México. Por un descuido se provocó un incendio en el que perdieron la vida siete niños de entre dos y 13 años que, de acuerdo con las declaraciones de algunos vecinos, eran menores que vivían en el descuido de sus padres. Luego de que iniciara el siniestro poco se pudo hacer pues la casa se consumió en cuestión de minutos. Los cuerpos de auxilio sacaron los restos de los niños, y posteriormente se iniciaron las investigaciones para determinar qué fue lo que causó el accidente.
Cabe mencionar que al momento del percance no se encontraban los padres de los menores quienes, de acuerdo con algunos testimonios, son personas adictas a sustancias prohibidas. Entre las muchas cosas que los testigos han aportado se encuentran declaraciones que aseguran que los menores no contaban con alguien que los alimentara, por lo que entre los colonos se organizaban para darles comida. Algunos más dicen que prácticamente vivían en la calle, ahí estaban hasta altas horas de la noche sin vigilancia y expuestos muchos peligros.
Este caso deja en evidencia el vacío legal que existe en cuanto a protección de los menores se refiere pues, si bien es cierto que hoy con una denuncia se pueden ejercer acciones para salvaguardarlos, aún falta legislar para atacar esos casos que nadie denuncia y ayudar a cientos de miles de niños que viven a la buena de Dios, y que no son atendidos porque no hay quien levante la voz para denunciar los casos. Esperemos que esta sea una llamada de atención no solo para el gobierno de la Ciudad de México sino para todo el país, y que se pongan a trabajar para garantizar la protección de los niños y niñas en situaciones vulnerables.
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