El presidente constitucional de México, Andrés Manuel López Obrador, está pisando callos de gente que forma parte lo más podrido del sistema político mexicano. El huachicoleo de cuello blanco es sumamente peligroso, sobre todo ahora que 15 dependencias estarán involucradas en acabar con esta práctica de robo y venta clandestina. Los analistas saben que estos mafiosos no se quedarán con los brazos cruzados, no van a permitir que les arrebaten un negocio que les brinda ganancias millonarias.
Tan sólo el año pasado se robaron 600 pipas diarias de 15 mil litros cada una, acciones en las que ha habido participación de personas ajenas a Pemex, así como funcionarios de ésta. Con la participación de 15 dependencias, incluidas el Ejército, la Marina y la PGR, el Gobierno de México implementa el Plan Conjunto para Combatir el Robo de Hidrocarburos, delito para el que no habrá tolerancia y que será considerado como grave una vez que se reforme la Constitución.
Lo preocupante es que, seguramente, habrá gente infiltrada en estas instituciones que seguramente darán el pitazo a los malosos, tanto de las acciones de estas dependencias y de los pasos del propio presidente. Por esa razón, más vale un grito a tiempo y dejar que gente especializada se haga cargo de la seguridad del presidente. Sería bueno que el staff que se encarga de la seguridad de AMLO tome muy en serio su trabajo, ya que se están pisando intereses muy fuertes.
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