No obstante, a pesar de ser “convidado de piedra”, el alcalde de Xalapa presume la ceremonia en la que se vio relegado: «Es un día hermoso para #Xalapa. Entre sociedad, empresas y los distintos niveles de gobierno, sensibles y comprometidos con la sociedad xalapeña, se logra proyecto de obra pública en conjunto, en la calle Mérida, con 286 metros de carpeta asfáltica renovada en una vialidad estratégica de la colonia Progreso».
En la fotografía oficial ni siquiera se le ve cerca del gobernador Cuitláhuac García, no así el senador Ricardo Ahued, exalcalde de Xalapa. Entre Cuitláhuac e Hipólito está una mujer y la robusta figura del secretario de Gobierno, que la ha hecho de alcalde de Xalapa honorario, pues él es quien ha estado dando su manita de gato a la ciudad, viendo si las luminarias de los parques funcionan y si las tarjeas están o no desazolvadas.
Hipólito se ha convertido en una figura decorativa, un funcionario gris al que ya no le permiten abrir la boca para que no la ande regando. En una de esas, dicha estrategia, conviene a Xalapa.