Como bien sabemos, la que fuera la casa presidencial es ahora un museo, y llama la atención que los nuevos responsables no hayan buscado siquiera incorporar a los empleados a nuevas tareas, que no dudamos existan y muchas. Estos despidos se suman a los que se dieron en los últimos días en las oficinas del SAT de varias partes del país, de modo que la lista de desempleados en el país, va en aumento. Algunos medios reportan que los empleados que fueron obligados a firmar su “renuncia voluntaria”, cuentan con 15, 20 y hasta 30 años de antigüedad, por lo que se espera que emprendan acciones legales para que se les liquide de acuerdo a la ley.
Este no es un buen indicio, todo parece indicar que el reacomodo de puestos apenas está empezando y, en el peor de los escenarios, eso quiere decir que en los próximos días estaremos viendo como son corridos de sus centros de trabajo cientos de empleados de la burocracia, lo que supondrá un duro golpe a la economía de las familias pero también un trancazo a la imagen de López Obrador, pues está demostrando que poco le interesan los derechos de los trabajadores al permitir que se atente en contra de su estabilidad laboral. Y así, poco a poco, iremos viendo como la esperanza de un gobierno más justo, se convertirá en una decepción.