Roma de Cuarón, bella, íntima, pero sobrevalorada; un relato flojo, con poca fuerza dramática

Roma de Cuarón, bella, íntima, pero sobrevalorada; un relato flojo, con poca fuerza dramática FOTO: WEB

Las expectativas que generó la película Roma de Alfonso Cuarón fueron muy altas. Hubo todo un andamiaje publicitario que inició por una supuesta discriminación por parte de los mexicanos contra la actriz oaxaqueña Yalitza Aparicio; pero hubo noticias de la discriminación, que notas de discriminación. Después el León de Oro de Venecia y los múltiples premios que se le otorgaron, todos bien merecidos. Sin embargo, hay que reconocer que la historia es floja, meramente anecdótica. Quizá el cine nos ha acostumbrado a los giros dramáticos, pero un buen relato los tiene. De hecho, un relato es eso, el cuento de un hecho inusual, digno de ser contado.

La hechura de la película es impecable, estamos hablando de Alfonso Cuarón, ganador del Oscar a mejor director. Pero Cuarón quiso hacer un relato tan íntimo que sólo un espectador competente, como él, podía entender los guiños que propone en el relato. La música es buena, las canciones de los setentas, Juan Gabriel, Leo Dan y hasta Yvonne Elliman conI don’t know how to love him”, el tema de Jesucristo Superstar nos ubican en el contexto de un México de los años 70’s que crea añoranzas en aquellos que alcanzaron un poco de esa época.

Las actuaciones son variables, Yalitza Aparicio y Marina de Tavira bien; Verónica García en el papel de la abuela mal; ella no es actriz, se nota. Los niños en un relato dan un vuelco a la trama, como dijera Henry James. Pero sólo hasta el final destacan; de hecho, el acto heroico es tardío. Y al final nos quedamos esperando a una Yalitza anciana, con el paso de los años, lo que hubiera dado más fuerza a la anécdota, pero Cuarón al final le apostó al vacío. Otro acierto de la película es que la colonia Roma como personaje sí aparece.

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Comentarios

  1. Una cosa es experimentar una película de arte, profunda, poética y otra ver una excusa de filme sobrevalorado, pretencioso y aburrido. Roma es lo segundo, con ganchos emocionales básicos y trillados. Hasta el blanco y negro está demasiado pulido para la historia. Esta película es una aberración que sólo los hipsters intelectualoides vanguardistas del cine (abundan) ponen en pedestal. Tanto vitoreo exagerado y ovación no se justifica, sólo me dice que los críticos y «expertos» (los mismos que también pusieron en pedestal al churrazo «Black Panther») se dejaron llevar por un sentimentalismo pitero, agenda políticamente correcta y el nombre «Cuarón». Qué pérdida de tiempo y qué decepción disfrazada de «joya». Ahí tienes a los hipsters del cine diciendo sandeces como «¡La caca del Borras es sublime!» o «La manera en la que el agua gotea del tendedero… ¡magistral!» Háganme el maldito favor.

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