El Chapo lleva al “santo de los narcos” hasta su juicio. «Fue un milagro que apareciera en la sala judicial». ¿Y quién fue Malverde?

Jesús Malverde y Joaquín el Chapo Guzmán FOTO: WEB

Joaquín “El Chapo” Guzmán, uno de los más famosos narcotraficantes a nivel mundial, resultó ser inseparable a Jesús Malverde, el venerado santo de los narcos, pues hasta en la sala de juicios orales, en Nueva York, Estados Unidos, donde se sigue su proceso desde la semana pasada, fue colocada una imagen del mismo. «La figurilla llegó ahí como un milagro», fueron las palabras del criminal cuando fue cuestionado al respecto.

Jesús Malverde se observa en un cuarto pequeño, sobre un armario de metal, cerca de la entrada a la sala judicial. Hasta el momento, se desconoce cómo llegó al lugar; sin embargo, “El Chapo” ha presumido varias veces su fanatismo hacia el presunto “santo”. Cabe recordar que, en 2014, Joaquín Guzmán dejó una nota en la capilla de Malverde, en Culiacán, para agradecerle y lanzarle peticiones con ánimos de que le permitiera poseer las plazas del narco en dos lugares.

En el mensaje se lee escuetamente lo siguiente: «Gracias, patrón. Humildemente hoy te pido sólo Juárez y Tijuana. Por lo demás, infinitas gracias». Eduardo Balarezo, uno de los abogados de Guzmán Loera, defendió la teoría de que la imagen ya se encontraba allí desde el inicio del proceso. No obstante, nadie más aclaró algo al respecto. Y es que la leyenda de Jesús Malverde se fortaleció a mediados del siglo pasado, cuando Sinaloa era uno de los puntos más importantes de los cárteles.

¿Y quién era Malverde? Se cree que su nombre real era Jesús Juárez Mazo, quien murió ahorcado y robaba a ricos para dar a los pobres. Fue así como los delincuentes lo consideraron un “santo”, situación que la Iglesia Católica rechazó rotundamente. Pese a ello, sus seguidores le construyeron una capilla en Sinaloa, donde llegan cada 3 de mayo para agradecerle y venerarlo, en busca de una recompensa.

Cabe mencionar que a Malverde se le relaciona con la muerte, misma que también es considerada como “santa” por los miembros de la delincuencia organizada y otros sectores de la población. Resulta ilógico que dicho personaje sea visto como algo religioso o sagrado, cuando sus seguidores sólo se encargan de esparcir la sangre y la violencia, mediante homicidios a sangre fría, secuestros, levantones y demás cuestiones que tienen sometida y atemorizada a la sociedad.

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